jueves, 27 de mayo de 2010

Reencuentro...

"-nunca vi tanta gente junta-" me confeso el viernes un gran amigo "anarcokirchnerista" se define el hombre.
El lunes con otro compañero, logramos subirnos a un balconcito de un stand (donde promocionaban Vinos Panameños) como ala altura de un tercer piso, miré para el lado del obelisco, miré pal otro lado, y el bobo enloquecido me empezó apegar haciendome temblar las costillas, cuando me di vuelta, con los ojos desbordantes de lágrimas y compatriotas, me encontré con la sonrisa enorme del compañero Cesar, que con las mejillas acalambradas me susurro "-Caos de transito"...
una mas, de una interminable lista de carcajadas, de risas, de sonrisas tatuadas en la cara, 5 días de un pueblo riendo, riéndose de saberse por fin abrazando su pasado, riéndose de si mismo, de sus tragedias y de sus victorias, de toda su historia, tantas veces gestora de lágrimas, y que -como símbolo- a partir de este embarrado, sucio y apretado bicentenario, pretende empezar a parir risas.
Cuanta sabiduría la de nuestra eterna oligarquía, al negarnos, al esconderle a nuestro pueblo su historia. Al meternos por todos los agujeros durante 200 años esa sopa inmunda de relucientes generales, sabios europeos y pródigos estancieros.
La sopa de la patria, el soso cubito de sopa, que desde hace tantos años, la mayoría de nuestros compatriotas se morfa como único potaje, arrodillados al lado de la mesa.
200 años de sopa ¿como ocultar la alegría? cuando al fin, podemos sentarnos a la mesa, con un buen choripan en una mano y a la vista del pingüino rebosante, colmando la copa...
Y la sopa se sirvió igual, en la misma mesa de siempre, un gala en el colon, platos de porcelana, cucharas de plata, cristalería de la mas fina, pero por esta vez, y de ahora en mas, en la mas conspicua soledad, nadie había arrodillado junto a la mesa, nadie atento a las migajas que pudieran desbordar sus platos. El día de la mas enorme y plural comunión, hubo quienes se quedaron solos, pobre de ellos.
Entendamos esto, hubo mas personas en la 9 de julio, que los que lo vieron por television. Esa es una parte mas que importante de la cosa, la gente apagó la tele y se fue pal centro, abarrotados en trenes bondis y subtes, todos los que se podían mover, y muchísimos de los que no, se fueron a encontrar, a transpirar, a mojarse y embarrarse, a apretarse, y por sobre todo, a reconocerse, a saberse parte.
Por que por fin el Pueblo sabe de que se trata, y sabe que se trata del Pueblo, que la Patria se trata del Pueblo, que la Nación se trata del Pueblo, que el estado se trata del Pueblo, que la economía se trata del pueblo, que la política se trata del pueblo, que la Libertada se trata del Pueblo.
Que la Patria, la Nación, la Libertad son sucias, están transpiradas, andan apretadas, y que por eso todos podemos reconocernos en ellas.
-No, por favor. -Adelante. -Gracias.
4 millones de personas nos dimos sita en apenas unas cuadras, yo personalmente pase allí 36 horas, y no paré de escuchar: No, por favor. Adelante. Gracias... estábamos entre amigos.
Mi hijo Agustín, de 6 años, los hijos del compañero Cesar, de mas o menos la misma edad, la hija de Javier, también de 6 años, se ensuciaron, se revolcaron, jugaron a la pelota con una botellita; nosotros los mirábamos jugar, a esos chicos que requete saben lo que es la patria, a esos chicos que no tienen, ni van a tener nunca, la mas puta idea de lo que significa la sigla FMI.
Fuimos a vernos a nosotros, y nos vimos, nos tocamos, y nos volvimos a mirar, todos con todos, mil veces, como para estar seguros.
40 millones de Próceres...

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