viernes, 19 de noviembre de 2010

Soplamocos...



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Corría el aciago y hoy lejano año de 1987, año que quedó enclavado en mi imaginario de hoy entre dos hitos: la elección del 86 -en la que mi viejo y el execrable De la Sota perdieron-, y el año del tobogán 1989 -en el que la Larva Riojana gano su primera presidencia-.
Yo era, en ese entonces, un desgarbado flaquito que cursaba su ultimo año de primaria.
Por lo menos treinta pibes y pibas mas estábamos juntos desde nuestros tempranos 5 añitos en la noble institución. A esas alturas de nuestras juveniles vidas ya nos conocíamos bastante bien y fue justo por esos días en los que protagonice una –no recuerdo si la primera- de mis experiencias de pugilísticas infantiles (mas bien escolar) junto y/o contra mi vieja compañera de colegio: Iko…
Mámadera, alto momento de vergüenza y por que no de dolor, a la cuarta vez que increpe a Iko -por motivos que la piedad del tiempo se encargó de borrar- ella se levanto y sin decir agua va… me surtió un generoso y pleno sopapo en medio de mi flaquita carita de rubiecito hincha pelotas.
Ya sin retorno de la situación solo me quedo el asumir el protagónico de la vergüenza de recibir un fabuloso golpe, de una nena para mas datos –un varon goleado no era visto como algo demasiado herioco…- y a la vez sin ningún espacio para la reacción (el dia de hoy no sabria como hacerlo decorosamente, mas alla de comerme estoicamente el castañazo) ya que a esas edades una de las pocas cosas que podía tener claras rezaba asì: “a una mujer, no se le pega” Somos iguales en la diferencia y cada cual desarrolla sus estrategias pero, por lo menos en aquella infantil historia, no hubo ningún tipo de amparo en la ambigüedad, la avidada o la especulación de mi compañera de aquellos lejanos días.
Iko desplegó todo su arsenal físico y yo me gane –a la sazón- un perfecto golpe; y con el transcurso de la vida una completa y practica clase de política…
Esto, se preguntaran y con razón, a que viene y viene a cuento de este escrito de Barone.
La Diputada Camaño le propino una muy buena piña al Diputado Kunkel claramente en la arena de una disputa entre políticos, fogueados en mas de una batalla y no solo legislativa, ojo no estoy tratando de hacer ningún tipo de apología de las piñas ni salvar a la Señora de Barrionuevo del lugar donde quedó; simplemente y compartiendo creo, el espíritu del análisis de Barone, quiero diferenciar entre los que le ponen, y ponen, el cuerpo a la política y los que solo ponen el puterío y la opereta barata, POLITICA, siempre POLITICA aunque se caiga alguna piña…

4 comentarios:

Guillermina dijo...

Jajajaja, pobre gordo!

Anónimo dijo...

Salvando las diferencias...
si le pegó la Iko por algo sería!
hagame feliz! digame que le toco el culo!

porque entre nosotros... la chipancé (en todo el extendido significado del adjetivo)respondió como lo hizo, porque el cumpa le toco el culo... y soberanamente!

y si, cosas de la política.

un abrazo


Melena

Pavlo dijo...

no toque nada salvo alguna intima y desconocida fibra que origino un golpe.

Paloma dijo...

En realidad lo único que le toco es ese lugar donde se nos muestra tal cual somos , donde nuestras miserias se hacen voz en el otro , donde la verdad es tan verdadera , que la única forma de callarla es con un golpe !!!!!