Atendiendo a uno de los cucos de
varios que se enrolan en la oposición al gobierno (proceso mas bien), subimos
el interesante articulo aparecido en Miradas al Sur del domingo pasado, para ir
viendo no?
Qué andan diciendo sobre la
reforma constitucional
Domingo 3 de junio de 2012
Por
Eduardo Blaustein
eblaustein@miradasalsur.com
Dónde, quiénes y de qué se habla.
Las razones de una eventual reforma. La re-reelección, una posibilidad que hoy
no está en la agenda política oficial.
Primera pregunta: ¿en el
kirchnerismo se discute la posibilidad de una reforma constitucional?
Respuesta: sí. Segunda pregunta: ¿el tema de una eventual re-reelección de
Cristina determina o condiciona esa discusión? No, aunque la respuesta matizada
depende de cada espacio político. Otro modo de responderlo: aún sin
re-reelección, la discusión está habilitada. Tercera: ¿la Presidenta acuerda con
que se avance en estas cuestiones que erizan a la derecha? Respuesta: acuerda,
alienta, deja hacer, “sin meterse en lo cotidiano ni en la letra chica”,
describe una fuente del Gobierno que está coordinando parte de esta primera etapa
de conversaciones internas. La misma fuente define cuál es esta etapa: “El tema
no va a ser nunca de agenda hasta que se tome la decisión política”.
La demostración más evidente de
que el kirchnerismo comienza a discutir sobre el asunto es el espacio que
integran entre otros Luis D’Elía (Miles), Ricardo Forster (Carta Abierta)
Marcelo Koenig (Descamisados) y Jorge Cholvis, quien además de abogado
constitucionalista es el actual director general de Puertos. La iniciativa de
lanzar el espacio parecería corresponder a D’Elía, que de hecho fue quien
invitó a Forster a sumarse. La fuente citada más arriba menciona que D’Elía “no
se hubiera mandado al frente” sin algún guiño gubernamental. El debut se
produjo a fines de abril pasado cuando en un encuentro público esos referentes
discutieron sobre el porqué de una reforma constitucional junto a Eduardo Sigal
(Frente Grande), Pedro Wasiejko (CTA) y los abogados Eduardo Barcesat y Raúl
Ferreyra. Estaba invitado un prócer, Raúl Zaffaroni, quien desde una relativa soledad
viene planteando hace años la necesidad de una reforma (con su propuesta
notoria de girar de sistema presidencialista a parlamentario, ver nota aparte),
pero el juez supremo tuvo un problema de salud y no pudo estar.
Este espacio ya sostuvo tres reuniones
en la CTA y tiene
listo un documento que se presentará en días o semanas, posiblemente en el
teatro Cervantes. En la descripción que hizo Forster para este medio, el armado
del grupo de alguna manera espeja el espectro político, social y cultural que
llenó la cancha de Vélez semanas atrás, o deriva de él. “La idea –dice Forster–
es conformar un movimiento por una nueva Constitución emancipadora que queremos
ir ampliando, convocando a legisladores, juristas, politólogos de otros
espacios.” El tipo de discusión horizontal a la que se apuesta se inspira en el
proceso que determinó y nutrió la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
–¿Y la cláusula de la
re-reelección de Cristina?
–El acuerdo es no discutir la
re-reelección. Eso queda afuera. Entre otras cosas porque hay posiciones
diversas.
A la misma hora, en otro lugar.
Existe un segundo espacio, aún más cercano a la figura presidencial y más
ligado a las instituciones, en donde estas cosas “no se están trabajando, pero
sí charlando”. Y donde algunos de los postulados de Zaffaroni tienen un
importante valor inspirador. “Hay varios temas que legitiman la necesidad de
discutir una reforma constitucional y que no tienen relación con una
re-reelección”, dice quien hace de coordinador de estas charlas informales. En
la lista de esos temas aparecen:
. La posibilidad de una reforma
parcial del Poder Judicial, mediante la creación de una Corte de Casación
Federal que hoy no existe.
. Coparticipación Federal. Es un
tema eternamente postergado, pateado y emparchado de la agenda nacional. Si
bien una Constitución no está para establecer números finos ni proporciones
sobre el reparto de recursos, “sí puede establecer principios sólidos de los
que derive la sanción de leyes”. Este punto y el anterior incidirían en la
eventual conformación de un texto constitucional más federal que el actual.
. El Senado, que adquirió un peso
muy particular sólo explicable a partir del acuerdo Menem-Alfonsín que llevó a
la última reforma constitucional, podría perder cierto peso, por ejemplo a la
hora de sancionar leyes tributarias.
. Ballottage. Sus características
actuales son otro milagro sólo entendible por las necesidades del peronismo y
el radicalismo en tiempos de Menem.
. Incorporación de nuevos
derechos, de modo de consolidar cultural y constitucionalmente las
transformaciones sucedidas durante el ciclo kirchnerista. Este punto se asocia
directamente con el tipo de discurso empleado en el espacio que integran
Forster y D’Elía: avanzar en una Constitución que refleje una determinada etapa
histórica y que, en lugar de emparchar el modelo ’53, “contenga verdaderos
cambios conceptuales y doctrinarios”. Se trata de la búsqueda de diseños
institucionales nuevos, emparentados con las reformas en marcha de los códigos
Civil, Penal y Comercial.
. Sistema de gobierno. La
discusión tradicional es la de un eventual giro del modelo presidencialista al
parlamentario, pero existen paradas intermedias, modelos diversos.
Imaginaciones. En el entusiasmo
de las conversaciones informales, hay quien incluye ciertas especulaciones
interesantes sobre el asunto del sistema parlamentario. Según subraya la fuente
que habló con Miradas al Sur, en los sistemas parlamentarios buena parte del
poder político se traslada a los jefes de bancadas. Quizá con demasiada
imaginación, la fuente entonces vislumbra cierto futuro posible en el que una
ex presidenta que renunció gallardamente a su re-re conserva una muy buena
cuota de poder... como titular de su bancada.
Lo que sincera directa e
indirectamente esa fuente es el escenario complejo de la sucesión de Cristina.
Hoy no existe la posibilidad de la re-re, por ahora hay una cierta ausencia de
figuras sucesorias, o la figura es Daniel Scioli. Además es posible conjeturar
un cierto cansancio social cuando se sumen doce años de kirchnerismo. Acaso
entonces se demanden nuevos modos de representación. En el kirchnerismo se
discuten estas cosas, hay quienes proponen plantear la reforma ahora y quienes
prefieren esperar las parlamentarias del 2013, cuando se presume que, aun si se
bajara del 54,1% de octubre pasado, se recuperarán numerosas bancas perdidas en
el 2009.
¿Y la Presidenta qué dice?
Muchos coinciden en que Cristina necesita sostener la gobernabilidad del
kirchnerismo (o más bien el complejo mapa del oficialismo) y no le viene mal
manejarse con ambigüedad cuando se trata de re-re. Lo que sigue no es
información sino intuición más percepciones de climas internos. Casi todos
creen que Cristina no desea una re-re, entre otras razones porque entiende que
ya dio lo suficiente de sí misma, incluyendo situaciones dramáticas. A la vez,
cuando se interpretan palabras públicas presidenciales del tipo “no soy eterna”
o “estamos de paso” (fueron dos notorias veces, la última el 25 de mayo en
Bariloche), el kirchnerismo se abstiene de analizar nada, silenzio stampa.
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