CARTA ABIERTA A MILAGRO SALA, POR
LOS CURAS DE OPCION POR LOS POBRES.
Querida Milagro. No te conocemos
de cerca, pero sentimos como propio el camino del pueblo jujeño que
representas, de los barrios de Alto comedero, de la puna y el altiplano, de esa
provincia norteña que está en el corazón de muchos argentinos.
Y en vos vemos reflejado el
camino de ese pueblo que, hace siglos, trasunta un éxodo que aún no termina.
Para los judeo-cristianos el
“éxodo” evoca un camino que se recorre desde la opresión de la esclavitud a la
liberación integral del ser humano. En cambio, vemos en el pueblo que te
acompaña, que ese éxodo jujeño se parece hoy más a un exilio. El exilio como
paso de una espiritualidad profunda, cuya sabiduría alimenta desde el corazón
de la Pacha mama, hacia las periferias existenciales de su propia dignidad. El
exilio de la tierra de sus antepasados, hacia una existencia expulsada,
testigos silenciosos de cómo los poderosos extraen la riqueza de esa mama sin
permiso de sus hijos.
Como grupo de curas que
intentamos seguir a Jesús, el amigo de los pobres y desheredados nos hemos
preguntado ¿Cuál es la palabra que Dios nos pide gritar, desde nuestra misión
profética, en estos tiempos de desamparo neo liberal…? ¿Cuál es el anuncio que,
como iglesia de los pobres, debemos hacer…?
Y nos surge desde el corazón de
la Palabra del Dios solidario, aquella potente denuncia del mismo Jesús:
“estuve preso y no viniste a visitarme” (Mt 25,43). Estás presa y la distancia
nos impide estar allí contigo, pero queremos hacerte llegar nuestra solidaridad
en estos momentos de tanto dolor. Como pastores nos sentimos exigidos por esta
ley fundamental con que seremos juzgados: estar cerca de las víctimas.
No te conocemos, no caminamos tus
caminos, no somos tu familia cercana, pero sabemos de tu derrotero, de tu
infancia de abandonos y de la irrenunciable búsqueda de dignidad que marcaron
tu camino, seguramente lleno de luces y sombras, de aciertos y errores, pero
que se sumaron a los sueños que muchos y muchas compartieron en esa larga
caminata de regreso a la dignidad que es abusada, atropellada, robada, por el
maldito modelo de exclusión que desprecia a los antiguos dueños de la tierra y
de la vida en Jujuy.
Nos solidarizarnos con vos, y con
todas y todos los hermanos que a causa de este modelo económico que mata, van
quedando al costado del camino. Ese “camino” que es imagen de la historia de un
pueblo con derechos, por el cual hoy sólo transitan los que han tenido “suerte”
en la vida, los que creen que todo se debe a sus “méritos personales” y al
esfuerzo solitario de cada uno, son los que creen que en este país es pobre el
que no quiere laburar, olvidándose de la larga historia de despojos ¡Y de sus
responsables!
Cuando vemos los logros,
obtenidos todos estos años por la organización comunitaria Tupac Amaru,
encontramos ese intento de transitar el camino de los derechos reconquistados.
Con sus casas, los espacios de recreación para sus hijos, la oportunidad de
estudio para sus jóvenes, el trabajo y aprendizajes nuevos para los
trabajadores invisibilizados hasta entonces. Con todo eso nos solidarizamos.
Queremos, por medio de esta
carta, hacer sentir nuestra cercanía a todos aquellos a quienes muchos ignoran
con esa “indiferencia que humilla”, como nos recuerda el Papa Francisco. En ese
mismo texto el Papa, pensando en tantos como vos, nos alertaba a cuidarnos de
la “habitualidad que anestesia el ánimo” y la mirada. Es tan común ver a los
pobres excluidos que ya no nos escandaliza. Es esa incapacidad de darnos cuenta
que la injusticia no puede ser un problema del otro, que así como la patria es el
otro, nuestra responsabilidad religiosa y política, también es el hermano
despojado y maltratado a orilla del camino.
Como seguidores de Jesús
deberíamos guiarnos por el ejemplo que él nos enseña en la parábola del Buen
Samaritano (Lucas 10, 25-37). No podemos pasar de largo frente al caído al
costado del camino víctima de la violencia y el despojo. Jesús nos desafía a
“hacer lo mismo” que aquel que se aproximó y se hizo cargo de su hermano y
prójimo. Y no desconocemos que esta actitud ha llevado a muchos a sufrir el
ostracismo, perder la buena fama y hasta ser condenados a muerte como le
ocurrió al mismo Jesús, ejecutado por el poder religioso y el poder político de
su tiempo. Hoy, como ayer, los poderosos no soportan reconocer como hermanos a
los que desprecian, ni toleran a los que ayudan a ponerse de pie a los caídos y
maltratados. De igualdad y fraternidad se trata.
Hermana Milagro. Ni siquiera
sabemos si estamos en todo de acuerdo contigo. Nos mueve una razón más
terminante: “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio
público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su
defensa” (Declaración universal de los Derechos Humanos [1948] art.11.1,
incorporado a la constitución argentina luego de la reforma constitucional de
1994). Y en vos vemos la condena mediática de los socios del poder
atropellador, se descubre el odio en cada allanamiento mostrado durante horas
para que nos convenzamos que ya estás condenada. Son más determinantes los
perros que “huelen dinero” que el derecho que te asiste. No les importa
presionar hasta provocar intentos de suicidio. Creemos que eres la primera de
muchos. Nos alarma lo que pueda hacer este modelo político excluidor con tu
pueblo, con nuestro pueblo. En vos vislumbramos el alerta de este tiempo
neoliberal donde volvemos a ser números de una economía que tiene que cerrar a
sangre y con hambre, si lo creen necesario.
Creemos que la justicia tiene caminos
propios y reglas iguales para todos los ciudadanos de esta patria; caminos y
reglas que con mucha frecuencia la “corporación judicial” no transita. Vemos
que esa "justicia" ha sido usurpada por el odio de clase y la
vendetta política.
Hermana Milagro, no te rindas… Si
te quiebran, estarán quebrando a miles de trabajadoras y trabajadores que
creyeron en el proyecto comunitario para salir definitivamente de la pobreza.
Contás con nuestra solidaridad y nuestra oración al Dios de la Justicia.
Por eso queremos gritar fuerte
con todas y todos ellos ¡Justicia para Milagro Sala! que es ¡Justicia para
todas y todos! los que nos animemos a pensar distinto y soñar con un país
definitivamente con los mismos derechos para quienes habitamos en las tierras
del éxodo “liberador” de los pobres…
Curas en la Opción por los Pobres
Mayo 2016
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